MOSTEIRO DE SANTA MARÍA DE FERREIRA DE PALLARES, GUNTÍN

Es por excelencia el monumento que podemos calificar como emblemático del Ayuntamiento de Guntín de Pallares, un monumento lleno de historia y de arte.


La fecha de su fundación se fija en el año 909 por los condes D. Ero y Doña Elvira y su creación se debe a una marcada tradición familiar que predominaba en la época altomedieval. Los señores feudales buscan la salvación eterna de su alma y la de sus familias y se refugian en la creencia de que conseguirán su objetivo fundando pequeños cenobios dentro de sus propiedades. En estos cenobios pasarán sus últimos días, arrepintiéndose de sus pecados y buscando un sitio en  
el que ser enterrados.  

Cruz en la Praza da Campana



De estos documentos podemos deducir, que el conde D. Ero se retiró en los últimos años de su vida y que allí falleció y fue enterrado. Cuando este falleció, ingresó en su lugar Doña Elvira, según se desprende de la donación hecha en el año 917. Don Ero Fernández contrajo matrimonio dos veces. Primeramente casó con doña  Adosinda, de la que no poseemos datos, siendo progenitores de Aldara Eiriz, desposada con Guterre  Menéndez, y padres de San Rosendo. Del segundo matrimonio, con doña Elvira, descienden Gudesteo, casado con  Gugina y a la quien diversos historiadores consideran a ella como hija; Diego y probablemente,  Goto y Tareixa, casada esta con Gonzalo Betótez, conde do Deza.



Además de textos escritos, aparecen también elementos iconográficos inscritos en la piedra que nos muestran la antigüedad del conjunto. Uno de ellos es un MODILLÓN emplazado en una de las paredes del PRIORATO-RECTORAL






Una pieza de piedra que ya desde la época romana se empleaba en las edificaciones para sostener las cornisas y que aparecía adornado con simples molduras o motivos  alegóricos, y que quizás proceda de una primitiva iglesia visigótica. Presenta dos grandes ruedas de radios corvos y una rueda más pequeña en el centro y con motivos decorativos que parecen  emparentados con los petroglifos castreños.


El otro elemento consiste en una INSCRIPCIÓN en la pared del Priorato-rectoral que da al patio exterior, en la que aparecen datos relacionados con la época y con el maestro cantero que dirigió la construcción. La piedra sufrió una rotura vertical, con desaparición parcial de su estructura, por lo que nos muestra pérdida de grafías y la datación incompleta, aunque había podido situarse cara finales del siglo X, y quizás se corresponda con el final de las obras de construcción del primitivo cenobio. Consta de tres líneas de una difícil lectura al estar hendida por la mitad y faltarle alguno de los laterales. Aun así, consiguieron descifrar lo que pone en ella, que traducido al castellano viene diciendo "en la era centésima quincuagésimo octava, después de la milésima, fue hecha esta obra. Rarilu la hizo" que quiere decir que en la era del 1158 (año 1120 de nuestra era cristiana) se construyó esta obra y que la hizo Rarilo. En el año que ahí figura seguro que aún no se iniciara la construcción de la iglesia, también románica pero terminada un siglo después. Se cree, por lo tanto, que se debe referir a la construcción de un nuevo monasterio o de una nueva residencia de los monjes. Es muy lógico pensar que en este tiempo el antiguo monasterio, además de su típica pobreza propia del alto medievo, tenía que ser pequeño y estar semiarruinado.


Otra se localiza a la derecha de la descrita anteriormente, y tiene tallada una CRUZ de tipo procesional de brazos iguales. Debajo de los brazos transversales cuelgan las letras del alfabeto griego Alfa y Omega. 



El significado que le encontramos es que la cruz simboliza a Cristo y las letras significan el principio y el fin, con lo cual en conjunto quiere decir que Cristo es el principio y el fin de todo.


Dejamos atrás el alto medievo para adentrarnos en una rica etapa que situamos en los siglos XI e XII. Encontramos entre los documentos escritos el titulado "CARTA DE MOURELOS", fechado el día 6 de diciembre de 1094 en el que un tal Suario, hijo del cónsul Munio, con el consentimiento de su mujer, Doña Sancha, hija del Conde Vela, dona la sexta parte del monasterio a la CATEDRAL DE SANTA MARÍA de Lugo. Es esta la primera conexión entre el monasterio y la sede episcopal. Una segunda conexión es con Samos, según dice el estudioso Ángel del Castillo, quien cita textualmente "los hermanos don Rodrigo y doña Elvira Muñiz, descendientes de los fundadores, trajeron monjes de San Benito, a últimos del siglo XI, o principios del XII. Fue abadía hasta el año 1517 en el que se unió al MONASTERIO DE SAMOS, por bula de León X”. Es en 1821, año en el que comienza el proceso de desamortización, cuando es privado de los numerosos bienes que poseía, incluida la herrería que los monjes de Samos construyeron en 1635 al lado del río Ferreira. Desde entonces, se mantiene cómo una parroquia más del rural gallego. Con todo, a partir de 1589 y hasta mediados del siglo  XX, merced a la creación de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, Ferreira se convirtió en un importante centro de peregrinación mariana de toda la comarca y llegó a conseguir más de dos mil cofrades e importantes aportaciones económicas  
y en cera.





Todo el actual complejo, a excepción del Priorato-rectoral, es obra de cuatro etapas fundamentales. La primera de ellas pertenece toda a la estructura románica de la iglesia. En una segunda etapa fue cuando se hizo la capilla-panteón de los Taboada. Posteriormente se construyó el claustro y por último la torre.






Canecillo con temática erótica.
Acróbata mostrando sus atributos

Aunque todas tienen importancia nos fijaremos en la primera de ellas y así comenzaremos haciendo alusión a la planta de la iglesia, de estructura románica aunque con elementos que evidencian una tendencia gótica. 




Consta de una nave rectangular cubierta de madera a dos aguas, de ábside de tramo rectangular y cabecera semicircular que se cubren respectivamente con bóveda de cañón y cuarto de naranja. Se finaliza su construcción en la segunda mitad del siglo XIII. 


Su forma es muy similar a la de muchas iglesias repartidas por la provincia y que pertenecen a lo que podríamos llamar románico rural, con una salvedad: las dimensiones que ésta alcanza. 



Son precisamente estas dimensiones las que hacen que el número de PORTADAS sea de tres y no de dos como venía siendo habitual. 
La PORTADA PRINCIPAL, hacia el poniente y cubierta por un pórtico, es la más monumental de todas ellas. 


GRADICELA DE ACCESO AL ATRIO




Consta de arco abocinado de medio punto, formado por tres arquivoltas, con molduras lisas cilíndricas y contornadas por otra moldura de billetes. 



La  arquivolta interior se ornamenta con  rosetas en cuadrifolio y con perlas colocadas en grupos de tres.


Los tres pares de columnas que sustentan las  arquivoltas se apoyan en plintos con diferente ornamentación y con las características garras. Los anchos capiteles poseen diversos adornos con motivos vegetales, antropomorfos y zoomórficos.











El  tímpano es liso. Se sustenta en dos mochetas que llevan una fina tira decorativa que se extiende por el lintel y las jambas.


La PORTADA NORTE, que en tiempos daba acceso a la iglesia. 



Aunque en la actualidad está tapiada, posee una doble arquivolta formada por arcos de medio punto con canto cilíndrico. Se apoya en columnas de base cuadrada, coronadas por capiteles decorados con hojas de acanto. 




El  tímpano, liso, se sostiene en dos mochetas perfiladas por una fina moldura redonda que continúa por las jambas, a semejanza de la puerta principal.


La PORTADA SUR comunica el templo con el claustro, que se supone que era la que usaban los monjes para entrar en la iglesia desde el monasterio. 





Es similar a la puerta norte, aunque tiene una decoración más rica. Consta de dos arquivoltas de medio punto formadas a base de rodajas. La segunda arquivolta está formada por molduras concéntricas. La menor se sustenta en dos columnas monolíticas que finalizan en capiteles adornados con bolas, el izquierdo; y hojas  estilizadas, el derecho. El  intradós se decora con rosetas, que también se prolonga por las jambas, mochetas y base del tímpano. Este presenta la escultura del Cordero Divino portando una cruz procesional.






El ÁBSIDE era el elemento por el que se iniciaban las iglesias y, por lo tanto, el elemento más antiguo. El de Ferreira en su interior se conserva en su estado original, si bien por el exterior sufrió alguna reforma. 





Tiene forma semicircular y está dividido en tres tramos por cuatro columnas. En cada uno de ellos se abre una ventana, con arco de medio punto constituido por arquivoltas de molduras lisas y cilíndricas.



Los capiteles tienen motivos vegetales y lazadas.



El tejado se sostiene en diversos canecillos con decoración geométrica, motivos figurados, vegetales y zoomórficos.





En la parte semicircular sureste y para contrarrestar la presión ejercida por la bóveda, se irguió un enorme contrafuerte pegado a la pared absidal.





El PRESBITERIO está separado de la nave por uno amplio arco triunfal de medio punto, aunque ligeramente apuntado. 



En este espacio se colocó una REJA en 1765. 



La bóveda del tramo recto se apoya en dos arcos fajones. 



El primero se sustenta en  ménsulas capiteles. El otro es soportado por dos semicolumnas arrimadas al muro.



En cada una de las paredes del tramo recto hallamos una LACENA con arco de medio punto, utilizadas en su día como sagrario o para guardar otros objetos sagrados. Una imposta de billetes ajedrezados recorre el perímetro absidal, billetes que se repiten en la parte superior de las arquivoltas de las ventanas y lacenas.


Dicha NAVE es de planta rectangular, amplia y con el techo de madera a dos aguas que se apoya en tres arcos transversales apuntados.




Retablo que ciega la portada norte





El RETABLO MAYOR es de estilo barroco y fue construido en 1755. En la parte central, situado arriba del primitivo altar pétreo, se encuentra el  camarín de Nosa Señora a Antiga. A la izquierda, la figura de San Xulián; a la derecha, la de Santa Basilisa;...



... en la parte superior, la de San Rosendo. 



Fue restaurado en el año 2008. Fuera del retablo, a la izquierda está la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y, a la derecha, la Virgen del Rosario.



La CAPILLA DE LOS TABOADA, construida a mediados del siglo XV, se abre en el costado de la Epístola y próxima a la cabecera mediante un arco ojival, una amplia capilla gótica. La parte derecha arranca de una cabeza humana, mientras que la izquierda de un ángel. En la clave, aparece otra figura humana de medio cuerpo, que sostiene en sus manos un libro abierto.


Su interior, de planta cuadrada, se cubre con bóveda reforzada en sus cantos por un conjunto de nervios adornados con molduras.


En el lateral sur, se hallan dos SEPULCROS con estatuas yacentes, ocupando cada uno un bien trazado arcosolio gótico, guarnecido de finos gabletes conopiales flanqueados por pináculos. El de la izquierda representa a una dama y el de la derecha a un caballero, ambos de la familia de los Taboada.



La yacija del Caballero, que está asentada sobre cuatro leones tendidos, con sus bien esculpidos cuerpos anteriores al frente y separados por una especie de metopas que lucen curioso motivo vegetal,...



... presenta su cara cubierta por tres escudos sostenidos cada uno por dos ángeles tenantes, cuidadosamente labrados en medio relieve. Los tres escudos son cuartelados en cruz y lucen las divisas heráldicas siguientes: el de cabeza en el primer cuartel las ruedas de los Camba; el segundo y tercero jaqueles de los Traba; el cuarto una rueda y una camba de los Camba: el del centro, en el primer cuartel tres calderos, en el segundo y tercero tres tablas y en el cuarto dos calderos, todos divisa de la misma familia de los Taboada: el de los pies, castillo de los Suárez de Deza y flor de lis de los Somoza alternando en los cuarteles.



La tapa de la urna sepulcral presenta, sobre un lecho elevado y en el que se reproduce gruesa manta decorada con borlas, la figura yacente del Caballero completamente armado. La cabeza protegida por alto morrión, descansa sobre tres almohadones decorados con borlas y que ajustan su tamaño a la colocación de la parte superior del cuerpo. Los brazos, flexionados en ángulo recto, permiten que las manos descansen sobre la región abdominal y a la vez sobre el pomo del gran estoque. Las piernas, embutidas en las piezas de la armadura, flexionan ligeramente las rodillas, en tanto los pies calzados con escarpines se apoyan en el costado de un pequeño lebrel, al que falta la cabeza. 


A la cabecera y fuera del lecho se acomoda un ángel con una rodilla en tierra y las manos juntas, la cabeza echada hacia atrás en violento gesto invocante.


En la pared de fondo del lucillo hállanse empotrados dos escudos, timbrado cada uno por un ángel que aparenta sostenerlo con sus manos asiéndolos por su borde alto. Están los dos escudos unidos presentando su campo, cinco calderos uno y el otro tres tablas paladas, apareciendo un caldero suelto entre la separación de ambos.


La figura del Caballero está esculpida con minuciosidad, buscando y obteniendo gran calidad realista, patente sobre todo en los detalles secundarios de la armadura, tal es la decoración de la escarcela y la malla que de ella pende, hombreras, sobrecodales, manoplas, etcétera. La barbera muy holgada, permite ver la mayor parte del rostro, en el cual se acusa cierta precisión de modelado que se acentúa en el tratamiento de los ojos, los arcos superciliares y la frente, perdiéndose un tanto el acierto al reproducir la nariz y el surco nasolabial. Constatan estos logros con el esquematismo y forzada actitud del ángel orante de la cabecera. Puede, pues, afirmarse que nos hallamos ante un artista sumamente preocupado por la calidad del efecto plástico, preocupación que se acusa también en la riqueza ornamental y en el acertado sentido de la composición que exhibe el conjunto, muy propio del último cuarto del siglo XV.


En el arcosolio gótico, parejo del que ocupa el caballero, hállase el de una Dama, sin duda esposa de aquel. La urna sepulcral en este caso descansa sobre dos poyos lisos...


... y tienen su frente cubierto, también, por tres escudos, de los cuales el de cabecera y centro aparecen sostenidos por ángeles y el de los pies exento. En el primero, ocupando todo el campo, se representan cuatro tablas paladas, reduciendo su tamaño las de los lados para permitir la distribución de cinco calderos, tres en alto y dos abajo. En el segundo, ocupando igualmente todo el campo, cuatro ruedas y cinco cambas, todo mal ordenado. El tercero presenta los trece roeles de los Sarmiento. Es muy frecuente hallar en escudos de armas de Galicia divisas reunidas de los Sarmiento con otras familias, como los Camba, Taboada, Ulloa, Ribadeneira, Valladares, etc., lo cual muestra los extensos enlaces de las mismas.


En la pared de fondo del lucillo y descentrados, como si hubiesen sido empotrados más tarde, hállanse dos escudos, como en el lucillo del Caballero, timbrados cada uno por un ángel que los sostienen desde lo alto. En el campo del primero se acomodan los trece roeles de los Sarmiento y en el segundo las tres tablas de los Taboada. Como en el caso anterior un caldero aparece en medio de la separación inferior.


La tapa sepulcral se cubre con la estatua yacente de la Dama. Viste túnica con jubón encintado y amplio manto, la cabeza cubierta con corta, suelta y plegada toca, que apenas alcanza a los hombros, descansa sobre tres almohadones. Las manos sobre el regazo pasan las cuentas de un rosario de gran tamaño, en tanto los pies se apoyan en un pequeño lebrel. Los paños se pliegan con gran naturalidad acusando un hábil tratamiento del granito, pero que no logra igual éxito con las facciones de la figura, en las cuales solamente se aprecia un intento de ablandar la masa pétrea para obtener una representación real de la presencia de la muerte.



Existe cierta diferencia artística entre este conjunto sepulcral y el del Caballero, acusada en una más baja calidad representativa que ofrecen las figuras de los ángeles tenantes de los escudos de las yacijas, así como en la mayor dureza del modelado del rostro. No obstante no puede dudarse proceden del mismo taller sino de la misma mano.


El CLAUSTRO presenta una forma cuadrada y pertenece al Renacimiento avanzado. 





En cada lado tiene cuatro columnas y dos semicolumnas arrimadas a las paredes de unión de los respectivos laterales. Sus bases son cuadradas u octogonales, y aparecen decoradas con molduras circulares lisas. Los arcos son rebajados.


Muchísimas gracias a la señora que custodia las llaves del monasterio y que se ofreció muy amablemente a mostrarnos esta extraordinaria joya, pues sin ella no hubiese apreciado todas estas maravillas que hoy puedo compartir.

En una de las galerías del lado este del claustro, junto a la puerta sur de la iglesia, encontramos dos SARCÓFAGOS MEDIEVALES.  El de la derecha es una caja de cantería cubierta con una tapa plana también de forma rectangular. La forma es muy similar a la del sepulcro del Obispo Pedro I que se encuentra en la CATEDRAL DE SANTA MARÍA de Lugo. Ambos ejemplares muestran con claridad el estilo de las cajas mortuorias de piedra propias del siglo XII. 



En la lápida podemos ver una inscripción que traducida al castellano dice: "aquí yace el Conde Munio Peláez, que murió en la era de 1183 y en el día doce anterior al de las Kalendas de octubre".



El de la izquierda, contiene los restos de Ares Pérez de Taboada y de su hijo Lopo, según la inscripción en gallego que tiene gravada.






Cuenta la LEYENDA de Pallares que junto a la palmera había un pozo, pero no un pozo cualquiera. “El monasterio tenía una torre exenta en medio de la Plaza de la Campana, que funcionó como cárcel municipal y que estaba comunicada con el cenobio por un pasadizo. Decían que iban por él los presos y si no se arrepentían al cruzar la iglesia, acababan en el pozo del claustro”.


Y ya por último, la TORRE, construida en los primeros años del siglo XIX. 



La sencillez de los tres primeros cuerpos contrasta con las pretensiones artísticas de los otros dos. En el cuarto, finalizado con una elegante y saliente cornisa, se abren cuatro huecos en arco de medio punto. Sobre este, se asienta un quinto cuerpo de igual estructura, aunque de menor tamaño, coronado por una pequeña y esbelta cúpula que finaliza en un pináculo.


A escasos metros del conjunto, cerca del ábside del monasterio, pasa un riachuelo,...






... junto al que se halla A FONTE DE NOSA SEÑORA,...



... una fuente que vierte sus aguas milagreras,...




...en un hermoso SARCÓFAGO ALTO MEDIEVAL de tipología ya poco antropomorfa. 


Según cuenta la LEYENDA, aquí se encontró la imagen de Nuestra Señora.


Imaxinei por alí ás monacales horas lentas 

Pisadas pola pedra, coas súas crujidos xordos… 

E a choiva, amontoando aquel baleiro de horas mortas, 
Ladaíñas musitadas nas súas bocas con silencios! 

Mirei ás súas paredes cos meus ollos do asombro, 
Como serían aqueles cantos rebotando as esquinas… 
E as oracións, compasando as rutinas ociosas 
Co bafo polos cristais e a brisa fóra… 

Como serían os monxes que che habitaron 
Apresados a unha vocación perpetua… 
Tras os muros e as portas que parapetaron 
Aos anacoretas santos da túa existencia… 

E marcheime de alí entre o misterio do teu 
Deixando atrás as ruínas do que foi a súa historia 
Adiviñando mentres me ía, como sería todo… 
Cando as velas alumaron por estas estancias… 

Do Mosteiro de Santa María Ferreira de Pallares, Guntín...

Fernando Castaño
Padrón.



MÁS INFORMACIÓN: Asociación de Amigos do Mosteiro de Ferreira de Pallares. Casa Reitoral de Ferreira, 6 - 27211 - Guntín (Lugo) 982 320 056. Telf. Ayuntamiento: 982320001. 

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ESCULTURA FUNERARIA EN GALICIA. Manuel Chamoso Lamas.

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